Se plantea el paro como una de las consecuencias de la forma institucional en la que la sociedad española (como parte de la europea) ha incorporado las mejoras de su calidad de vida. En contra de la opinión más extendida, se observa que, durante las tres últimas décadas, el sistema productivo ha expulsado de la ocupación a más trabajadores mayores que jóvenes. Tras unas consideraciones sobre el cambio de posición laboral de la mujer debido a la revolución reproductiva, al considerar el paro y la ocupación de los que ya han terminado los estudios se aprecia que el enorme incremento de dedicación a la formación de los jóvenes españoles coloca a los más cualificados en una posición de clara ventaja respecto a sus coetáneos, contradiciendo las conclusiones del conocido modelo mediterraneo de integración laboral. Se estudia la relación entre la política de contratación temporal y el acceso de los jóvenes al primer empleo, dejando en evidencia el desbloqueo de la primera integración al que dió lugar. La disminución drástica de puestos de trabajo de bajo nivel representa, más allá de la conocida reconversión industrial, una auténtica reconversión social. Finalmente, se apuntan unas posibles lineas de actuación para mejorar la integración laboral de los jóvenes.