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Juliana Varela de Albuquerque Dalprá
La Industria 4.0 y nuevas formas de trabajo como la sharing economy y gig economy, inteligencia artificial y robótica (cobots) trajeron impactos mundiales en la relación trabajador/empleador y atribuyeron “nuevos atuendos” a las antiguas cuestiones sobre la necesidad de protección de la persona del trabajador. Los estudios revelan que la estimación del llamado desempleo tecnológico es de hasta 800 millones de trabajadores para 2030, con un impacto en el 15% de los empleos en Brasil. Surgirán nuevos empleos como resultado de los cambios, sin embargo, se cuestiona si serán suficientes para absorber la totalidad de los trabajadores tradicionales. El impacto aún puede acentuar las desigualdades (incluido el género y la edad), con un mayor impacto en los trabajadores vulnerables (aquellos que no han tenido la oportunidad de obtener conocimiento digital), lo que implica la necesidad de capacitación, acción colectiva y trae preocupación por la desconexión digital y garantía de privacidad del trabajador. La pregunta es cómo usar esta tecnología patentada en favor de la protección del ser humano que trabaja, atribuyendo a los derechos y garantías el alcance hábil para preservar la dignidad del trabajador y evitar su reificación, esclavitud digital, “invisibilidad” o incluso la equivalencia del individuo a un mero número (algoritmo), lo que permitiría la efectividad de los derechos conquistados durante este centenario
The Industry 4.0 and new forms of work such as the sharing economy and gig economy, artificial intelligence and robotic (cobots) bring global impacts on the worker/employer relation and assign “new guise” to the old questions about the need for protection of the worker force. Studies show that the estimate for the so-called technological unemployment is up to 800 million workers by 2030, impacting in 15% of jobs in Brazil. New jobs will emerge because of the changes; however, the question is whether they will be enough to absorb the fullness of traditional workers. The impact can further enhance the inequalities (including gender and age), with greater impact on vulnerable workers (those who have not had the opportunity for digital knowledge), implying in the needing of qualification, collective action, and concern about the digital disconnection and guarantee of worker privacy. The question is how to use this technology itself in the favour of human worker protection, giving to the fundamental and guarantees rights the ability to preserve the dignity of the worker and to prevent his objectification, digital slavery, “invisibility” or even the equivalence of the individual to a mere number (algorithm), therefore, enabling the effectiveness of the rights conquered over this centenary.
