El autor estudia la formación continua de los trabajadores en la industria del metal de dos regiones desarrolladas del norte de España. La formación de los empleados es utilizada por las empresas para conseguir sus objetivos económicos. De hecho, las empresas donde se forma a los trabajadores están mejor preparadas para abordar los retos de la competitividad. La creación de unas relaciones industriales sólidas hace necesario que la formación de los trabajadores se abra hacia temas de desarrollo personal y profesional en las empresas, como la participación, el enriquecimiento de las habilidades sociales, la mejora de las condiciones de trabajo, la concepción de la empresa como tarea participada. De lo contrario, no sera posible superar el planteamiento economicista de los recursos humanos.