A menudo se ha querido ver el ámbito municipal como el más idóneo, por razones de escala, para llevar a la práctica experiencias de participación ciudadana que impliquen la democratización de la democracia representativa. A nuestro modo de ver, la escala no es, sin embargo, la única traba a que se enfrentan dichos procesos democratizadores. Existen constricciones estructurales, relacionadas con la naturaleza de los sistemas democráticos de competencia entre partidos, que determinan las preferencias de los actores sociales de forma tal que la democratización de la democracia representativa local por la vía de la participación ciudadana se hace compleja. A esta conclusión se llega al analizar, con el instrumental de la teoría de juegos, el sistema de interacción de los actores del modelo (gobierno municipal y asociaciones locales). Este sistema de interacción parece tener, además, una serie de características que guardan cierta semejanza con lo que en economía se conoce como un mercado de trastos. El modelo abstracto se aplica al estudio de dos casos concretos: el de las experiencias de participación ciudadana en los municipios de Córdoba y Málaga entre 1979 y 1995.