Mercedes de la Rosa Valverde (entrev.), Ignacio de Orúe (entrevistado)
Si algo se puso de manifiesto en los primeros días de la pandemia fue la importancia del correcto funcionamiento de las redes. Millones de personas tenían que conectarse a la vez a través de sus dispositivos para poder teletrabajar, estudiar o disfrutar de su ocio, en un ejercicio de digitalización inédito hasta el momento en nuestro país.Las compañías de telecomunicaciones se convertían así en un elemento esencial, ya que debían seguir dando servicio al más alto nivel situando la salud de sus empleados como prioridad. Con este objetivo, y adelantándose incluso al decreto del Estado de Alarma por parte del Gobierno, Orange España recomendó a todos los empleados de oficinas corporativas acogerse al teletrabajo tras la decisión de las autoridades del cierre de colegios y centros educativos. Modelo que hizo extensivo, pocos días después, a la práctica totalidad de los equipos, incluidos los centros de atención al cliente (call centers).Con más del 98% de la plantilla teletrabajando y un pequeño equipo trabajando con presencia física en las tiendas, servicios de intervención y averías, y en los centros de seguimiento, mantenimiento y seguridad de la red con todas las medidas de seguridad (EPIS, distancia, higienización constante…) Orange ha hecho frente con éxito a un incremento inédito del tráfico en sus redes de datos (el de voz se multiplicó por 2 y el de datos se incrementó en más de un 30%), sin dejar de atender las necesidades de su equipo en términos de conciliación, engagement o resiliencia.Sobre todo ello hablamos con Ignacio de Orúe, Director General de Personas, Comunicación y Relaciones Institucionales de Orange España.