Las próximas ampliaciones de la UE han convertido en inevitable la reforma de las instituciones, con el fin de asegurar la legitimidad y la eficacia en el gobierno de la Unión. El Tratado de Niza efectuó las adaptaciones mínimas imprescindibles sin alterar el modelo diseñado en los Tratados constitutivos y, con posterioridad, sus previsiones han sido ya aplicadas por el Acta de Adhesión de diez nuevos miembros, firmada en Atenas el 16 de abril de 2003. Al mismo tiempo, el Consejo Europeo de Sevilla de junio de 2002 acordó medidas destinadas a mejorar el funcionamiento del Consejo y del Consejo Europeo. Sin embargo, el Proyecto de Tratado por el que se instituye una Constitución para Europa, elaborado por la Convención Europea y presentado al Consejo Europeo de Salónica el 20 de junio de 2003, reabre la reforma institucional con novedades que pueden suponer cambios cualitativos, si bien dependen de que sean aceptados por la próxima Conferencia Intergubernamental.