La automedicación ha sido un problema existente desde antes de que ocurriera la pandemia por el COVID-19. Pero ahora, como consecuencia de la masiva diseminación de información falsa, la automedicación tiene repercusiones de mayor gravedad. Esta diseminación de información nociva se comporta como una epidemia en sí, llamada “infodemia”, ocasionada por medios de comunicación, políticos, e incluso médicos, que ponen en riesgo la salud de la población y la exponen a esta información, que la lleva a realizar conductas de alto riesgo, como la automedicación. Es necesario, como comunidad científica, comprender el daño que puede ser causado por esta falsa información y así prevenir los efectos producidos por la automedicación, especialmente ahora, en tiempos de crisis, donde crece el temor y la desconfianza hacia el sector médico-científico.