La severa crisis pandémica que hemos sufrido como consecuencia de la COVID-19 es una buena oportunidad para reflexionar sobre el papel que han tenido en nuestro sistema sanitario las políticas de salud pública y, especialmente, sobre sus posibilidades de mejora. La reflexión se vuelve todavía más pertinente si, como apuntan los expertos, es preciso reforzar notablemente la capacidad de vigilancia epidemiológica del sistema, además de su capacidad asistencial. Esta sería una de las principales lecciones aprendidas de la pandemia.