Juan Carlos Revilla Castro
Numerosos autores postmodernos han proclamado la disolución de la identidad personal en la multiplicidad de las relaciones, en la variedad de experiencias de los sujetos o en los enormes cambios sociales que se están produciendo.Sin embargo, en este trabajo vamos a argumentar que, a pesar de que no es posible mantener una concepción esencialista del sujeto, existen una serie de elementos que impiden la disolución absoluta de la identidad y que anclan al sujeto a una determinada identidad personal, aunque de forma problemática, conflictiva, matizada y cambiante.Además, la disolución de la identidad no sería necesariamente beneficiosa para los sujetos ni los grupos, pues la demanda de derechos en la interacción viene ligada al mantenimiento de identidades reconocibles. El problema estaría más bien en la dificultad de acceder en las condiciones de vida actuales a identidades valiosas que nos conviertan en sujetos de derechos, lo cual conduce a procesos de fragilización, en la medida en que dificultan el sostenimiento de autodiscursos positivos.