En este artículo, se quiere abordar el problema de las discriminaciones de género en situaciones cotidianas de interacción social desde una óptica ni optimista ni victimista. Por esto, más que limitarse a la constatación de la existencia del mismo, se ha intentado proponer posibles líneas de cambio y se ha limitado el campo de estudio a una realidad supuestamente avanzada respecto a este tema: la de los Movimientos Sociales. Algunas militantes nos contarán lo que, a su parecer, deberíamos hacer para que las relaciones de género en los movimientos sociales sean no-discriminatorias. Sus narrativas representan útiles instrumentos para el debate sobre la deconstrucción de las dinámicas sexistas