Ronaldo Alves da Silva, Alessandra Lignani de Miranda Starling e Albuquerque
El universo empresarial está lleno de empresas originadas por los esfuerzos de personas de la misma familia. Desde pequeñas empresas hasta grandes conglomerados, existe una amplia gama de compañias que nacieron familiares que continúan siendo administradas por los descendientes de los fundadores. Debido a esto, los ambientes empresariales y domésticos están interconectados de manera que los conflictos de uno se reflejen en el otro. La pasión y la cordialidad de la relación familiar contrastan con la racionalidad del entorno empresarial. Este artículo tiene como objetivo analizar los modos de evitar que las empresas familiares se vean afectadas por conflictos internos hasta el punto de hacer inviable su continuacción. Las disputas se materializan en la sucesión empresarial, y la lucha por ocupar los puestos de comando de negocios puede llevar la familia a la destrucción. La planificación de la sucesión tiene como objetivo evitar que los activos familiares se deterioren debido a la disputa entre sus miembros. Una de sus principales herramientas es la formación de una sociedad de cartera, una empresa utilizada para mantener el patrimonio y ejercer el control sobre otras empresas. La sociedad de cartera evita disputas sobre puestos en la administración de empresas familiares y equipara a todos los miembros de la familia como socios, titulares de sus acciones. La constitución de la sociedad de cartera previene y resuelve conflictos, además de evitar que los activos familiares se pulvericen y se deterioren, manteniendo el control de las empresas en manos de la familia.