José Alejandro Luna Ramos
LA DISCUSIÓN alrededor del proceso electoral federal de 2006 se ha centrado en los resultados y la calificación de validez de la elección de Presidente de los Estados Unidos Mexicanos. Particularmente se ha hecho énfasis en el clima de polarización política alimentado por las campañas tendientes a la obtención del sufragio, la participación en las mismas del Ejecutivo Federal y del Consejo Coordinador Empresarial y un cómputo final de la elección que reflejó una diferencia entre los contendientes posicionados en el primer y segundo lugares menor al medio punto porcentual, circunstancias que motivaron múltiples comentarios y críticas (muchas de ellas superficiales), a la actuación del Consejo General del Instituto Federal Electoral y de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.