Durante años, Estados Unidos delegó en Riad la tarea de asegurar un precio del barril lo suficientemente alto a cambio de su protección militar. Al obligar a Washington a negociar directamente con los demás productores, la actual caída de la cotización alumbra el agotamiento de este trato. Sin que sepamos qué lo sustituirá: una competencia sin reglas o una nueva regulación.