Philippe Pataud Célérier
Tenemos que salvar a Notre Dame. Entre el impacto emocional de la ciudadanía francesa y las maravillosas promesas de donaciones, la decisión era indiscutible. Pero ¿qué es exactamente lo que hay que salvar? ¿Un patrimonio, un monumento representativo de una historia colectiva, o la oportunidad finalmente legal de transformar el pasado en un capital rentable y vaciarlo de su sentido?