Philippe Descamps, Thierry Lebel
El abismo al que un coronavirus ha precipitado a numerosos países ilustra el coste humano de la negligencia ante un peligro perfectamente identificado. Aludir a la fatalidad no puede ocultar lo evidente: más vale prevenir que curar. El retraso actual en la lucha contra el calentamiento climático podría conducir a fenómenos mucho más dramáticos.