El 19 de abril de 1980, el entierro de Jean-Paul Sartre movilizó a la muchedumbre, igual que el de Victor Hugo algo menos de un siglo antes. Con la desaparición de Sartre parecía finalizar una época de compromisos y de rechazo a las constricciones del decoro. Después, el exhibicionismo mediático o el aislamiento universitario han caracterizado dos polos del mundo intelectual. Ambos igualmente alejados del modelo sartriano.