Un extraño perfume flota en torno al ramo de flores que regalamos y nos regalan: el del queroseno. Símbolo del amor y la belleza fugaz, la rosa cortada cultivada en los trópicos por una mano de obra barata llega a los países ricos en aviones de transporte. Su ciclo de vida ilustra las ambigüedades de un culto comercial de los productos naturales que arruina el medioambiente.