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La formación de un gobierno de coalición de progreso en España entre el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y Unidas Podemos (UP) supone sin duda un acontecimiento inédito en la historia del régimen surgido en 1978. Puede marcar el inicio de un nuevo ciclo político pero encierra también muchas incógnitas sobre cuál puede ser su duración y, sobre todo, cuál va a ser la capacidad de este gobierno para aplicar su programa y lograr la gobernabilidad y la estabilidad política deseadas. Tareas nada fáciles si tenemos en cuenta la beligerancia del bloque de las tres derechas, pero también la fragilidad de sus acuerdos de investidura con Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y, aunque en menor medida, el Partido Nacionalista Vasco (PNV). Todo esto en el marco de una crisis de régimen que está lejos de resolverse, de las constricciones sistémicas de una Unión Europea (UE) austeritaria y de la amenaza biocida que supone el cambio climático a escala planetaria.
