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Eric R. Weiss Altaner
En el último decenio surgió una notable revisión de la teoría subjetivista del consumo, la cual, al incorporar en su marco teórico el tiempo de trabajo como un insumo escaso, permitió la interpretación del consumo como una actividad productiva. Desde este punto de partida —prefigurado mucho antes en el pensamiento económico — la microeconomía neoclásica pudo abordar el análisis de varios aspectos de la vida doméstica, como fecundidad, matrimonio y la participación de la mujer en actividades productivas fuera de su hogar. Según la nueva interpretación, la satisfacción subjetiva del consumidor no provendría directamente de los bienes que él ha comprado o producido, sino de un flujo de servicios de consumo que son producidos en el mismo hogar del consumidor. El hogar del consumidor combinaría su tiempo de trabajo con los bienes comprados o producidos en el mismo hogar, elaborando éstos, para así producir el flujo de servicios que sería la verdadera fuente del goce subjetivo que constituye el consumo. Por ejemplo, no serían los comestibles mismos los que proporcionarían satisfacción subjetiva de manera directa, sino que ellos, junto con otros bienes (por ejemplo, utensilios, cocina, combustible), serían transformados por el trabajo hogareño —de acuerdo con la tecnología vigente en la preparación de comestibles— en el flujo de servicios de "alimentación", el cual sí sería la fuente directa del goce personal del consumidor.
