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Maruja Acosta León, Jorge E. Hardoy
Las guerras de la Independencia, el desarrollo del latifundio y la política inmigratoria adoptadas por sucesivos gobiernos fueron los hechos que principalmente alteraron la dinámica demográfica de la población cubana a partir de la segunda mitad del siglo xix, determinando su ritmo de crecimiento e influyendo en su distribución geográfica. En Cuba, como en otros países de América conquistados y colonizados por los españoles, persistió hasta el siglo xix un esquema de asentamientos urbanos que se originó en el siglo xvi, y un modelo de ciudad con un trazado en cuadrícula o regular formado por elementos semejantes. Otros factores influyeron durante el siglo XIX en la distribución de la población de la isla. El principal fue el desarrollo de la agricultura comercial en las zonas de inmediata influencia de los puertos del centro y occidente de la isla, con la consiguiente subdivisión de la propiedad de la tierra. Este sistema de explotación apenas se extendió hacia el interior del país, debido a la falta de caminos, y casi no se desarrolló en las provincias del este, en Oriente y Camagüey, donde prevalecieron los latifundios ganaderos con su impacto en la dispersión de la población. A fines del siglo XVIII Cuba era uno de los principales productores y exportadores de azúcar del mundo. Los ingenios eran empresas de mediano tamaño apoyadas en la producción por propiedades agrícolas aún bastante subdivididas. Esta estructura persistió hasta las guerras de la Independencia y se localizó preferentemente cerca de los puertos, debido a la necesidad de exportar el azúcar e importar equipamiento y ciertos alimentos para la mano de obra esclava.
