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Ya sea que se trate del economista, del sociólogo o del demógrafo, una proyección obedece a los mismos principios y al mismo lenguaje. Es una operación hipotética-deductiva destinada a obtener nuevas estructuras a partir de hipótesis de movilidad que se aplican a la estructura anteriormente conocida. Por ejemplo, una distribución ocupacional de la población activa puede ser proyectada si se dispone de un cuadro de hipótesis de entrada, de salida y de movilidad interocupacional que se aplique a los diferentes elementos de la distribución inicial. De esta nueva estructura se pasa en seguida a otras a través de una cadena de probabilidades únicas de entrada, de salida y de migración imaginadas para los períodos siguientes. Una sola estructura y las combinaciones de probabilidades de movimiento son elementos suficientes para la construcción de una proyección. En este género de operaciones, la selección de las hipótesis y su traducción a formas cuantitativas revisten la mayor importancia, ya que son ellas, en definitiva, las que dictan los resultados, en tanto que los cálculos son puramente aritméticos. Lo anterior no significa que el proceso operacional sea de poca importancia. Al contrario, éste merece cada vez más atención y cuidado ya que debe ser lo suficientemente amplio para dar cabida a mayor número de variables, que en cada instante ofrezcan un cuadro bastante claro de las relaciones entre las hipótesis y que faciliten la ejecución de cálculos por medio de procedimientos modernos como son las computadoras electrónicas.
