El autor de este ensayo hace un reconocimiento muy sentido y personal a Margarita D’Amico. Comienza diciéndonos: “Debo confesar mi pena y desconcierto al enterarme del fallecimiento de la querida Margarita D’Amico Grossi. Precisamente, estaba esbozando un trabajo sobre la profesora Margarita cuando me dieron la infortunada noticia. Esto fue lo que escribí, en aquel momento, en su honor”.