Es un hecho fácilmente comprobable que no todos podemos permitirnos ser igual de precavidos ante la eventualidad de sufrir un accidente. Los costes de precaución que pesan sobre quienes pueden ser víctimas varíanfuertemente (piénsese en niños o minusválidos, entre otros). En la ya muy extensa literatura de análisis económico del Derecho sobre los accidentes, sin embargo, no parece haberse prestado atención al problema de lainteracción estratégica en situaciones en las que causante y víctima eligen simultáneamente el nivel de precaución a adoptar y en las que los costes en precaución de las víctimas difieren entre sí no ha sido objeto de estudio en la literatura, a pesar de que el hecho de que los costes de precaución varíen en función del tipo devíctima es, como ya se ha advertido, un factor relevante en múltiples situaciones. En el presente trabajo tratamos de colmar esta laguna en el tratamiento económico del Derecho de daños. En primer lugar, caracterizamos la regulación óptima dentro del modelo general de accidentes bilaterales cuando haydos tipos de víctimas en cuanto a su coste de cuidado: los daños resultantes del accidente son idénticos para ambos, pero el coste de adoptar las medidas de precaución es más alto para un tipo que para el otro. Los esfuerzosen precaución realizados por la víctima y por el causante son sustitutivos con lo cual si hay información perfecta (“First best”, la solución más eficiente) el nivel de precaución que el causante decide adoptar debe ser superiorcuanto mayor sea el coste para la víctima. Nos ocupamos del escenario en el cual el causante no puede de ninguna forma, al adoptar el cuidado, conocer el tipo de víctima al que se enfrenta, mientras que este dato puedeser verificado a posteriori por los tribunales. En este caso, no es posible alcanzar la solución perfectamente eficiente a través de reglas de responsabilidad, en concreto, no es posible alcanzarla con la utilización de una regla de negligencia basada en los niveles de precaución eficientes. En la “segunda solución eficiente” (“second best”) el causante adopta un nivel de precaución intermediomientras que los dos tipos de víctimas reaccionan de la forma más adecuada a tal nivel intermedio. Esta soluciónpuede alcanzarse fácilmente mediante una fórmula de negligencia que imponga a los potenciales causante precisamente ese nivel de precaución de la “segunda solución eficiente”. Sin embargo, los tribunales no pueden alcanzar la “segunda solución eficiente” utilizando una regla de negligencia con los niveles de precaucióndiversificados de la solución más eficiente. Sobre esta base, procedemos a continuación a examinar la situación en la que no es posible distinguir perfectamente el tipo de víctima, es decir, situaciones en las que se tiene conocimiento imperfecto (o, simplemente, es imposible conocer de qué tipo de víctima se trata). Describimos la solución óptima en este supuesto y analizamos las alternativas legales cuando los tribunales no pueden verificar con seguridad las declaraciones de los causantes relativas a si tenían conocimiento del tipo de víctima antes de adoptar un determinado nivel de precaución. Contrariamente a lo que cabría esperar, demostramos que no existe ninguna diferencia entre la ingenuidad y la desconfianza por parte de los tribunales: cuando los tribunales utilizan una regla de confianza absoluta y cuando la regla es de total desconfianza respecto de tales declaraciones, los efectos sobre la conducta son los mismos. Finalmente, relacionamos las conclusiones obtenidas del modelo con las normas y doctrinas existentes en losordenamientos jurídicos tanto del Common Law como del Civil Law y analizamos algunas posibles explicaciones del porqué los Tribunales son proclives a modificar los estándares de precaución del causante en función del tipo de víctima incluso cuando la probabilidad de que el causante observara la clase de víctima es muy baja.