Enfermar de cáncer supone enfrentarse a una situación de sufrimiento e incertidumbre vital; someterse a tratamientos agresivos y de gran servidumbre terapéutica y, en muchas ocasiones, perder autonomía funcional durante, al menos, un período de tiempo, afrontando una situación de Incapacidad Temporal, cuando no de Incapacidad Permanente.