El objetivo de este artículo es doble. Por una parte, ofrecer un debate acerca de las líneas maestras y la evolución de las regulaciones bancarias. Por otro lado, exponer y comentar críticamente los ejes sobre los que descansa la propuesta del Comité de Supervisión Bancaria de Basilea para establecer un nuevo acuerdo de capital. La regulación bancaria mantiene su importancia para asegurar la estabilidad financiera, e incluso parece más necesaria a la vista de los mayores o nuevos riesgos que emergen en un entorno de volatilidad e innovaciones. Muy en concreto, el control prudencial mediante la vigilancia de la adecuación de los capitales propios puede contribuir a reforzar la solvencia de las entidades. Sin embargo, existen dificultades evidentes a la hora de encontrar los métodos más idóneos para evaluar y cubrir los riesgos asumidos. La citada propuesta del Comité de Basilea, extensa y compleja en sus detalles técnicos, no deja de suscitar diversos interrogantes.