Albert Puig Gómez
A finales de los años ochenta, los países de Europa Central y Oriental (PECO), en el marco de su transición sistémica, iniciaron un proceso de reintegración en la economía mundial. En vistas a las dificultades de aserción por la vía tradicional de las exportaciones, este objetivo condujo a una política de apertura a la inversión extranjera directa (IED) dado que además, entre las diversas formas que el capital exterior puede tomar, la IED parece ser la que mayor capacidad reestructuradora tiene para la economía receptora. Nuestra hipótesis es que los efectos que la IED puede generar sobre los tejidos productivos locales sólo pueden ser entendidos teniendo en cuenta las nuevas estrategias globales implementadas por las empresas multinacionales. Analizamos nuestra hipótesis en el caso de tres países de Europa Central (Hungría, República Checa y Polonia), aquellos que han recibido la mayor cantidad de IED de la región.