La idea de un Código Civil unitario surge ya en las Cortes que precedieron a la Constitución de Cádiz de 1812. Promulgándose en 1889 sobre la base del Proyecto de García Goyena, y con influencia del Código Napoleónico, el Código Civil evoluciona con los cambios sociales y políticos con un total de 45 reformas a lo largo de 130 años, siendo la institución del matrimonio la que mayor desarrollo registra, de acuerdo con el progresivo protagonismo de la mujer, el derecho de igualdad, la libertad religiosa y la aconfesionalidad del Estado. En cambio, el contrato como tal apenas registra variación en el Código, habiendo sido completado normativamente en numerosas leyes especiales.