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Cristian Sánchez Benítez
El 1 de julio de 2015 entraba en vigor la LO 1/2015 que introducía un nuevo delito contra la intimidad al objeto de castigar la difusión no autorizada de contenidos íntimos obtenidos con el consentimiento de la persona afectada, una conducta favorecida por las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías de la comunicación e información. Este trabajo trata de conocer si, como se señala en el Preámbulo de la LO 1/2015 y como afirma parte de la doctrina, resulta necesario proteger penalmente estas conductas o si la tutela civil basta para proteger el derecho fundamental a la intimidad. Asimismo, conviene comentar la Circular 3/2017 de la Fiscalía General del Estado, en tanto que realiza una interpretación más restrictiva del sujeto activo del delito que la que vienen haciendo los Tribunales de Justicia.
On July 2015 entered into force LO 1/2015 that introduced a new crime against privacy in order to punish unauthorized diffusion of intimate content obtained with the consent of the person affected, a behavior favored by the possibilities offered by new communication and information technologies. This paper tries to know if, as stated in the Preamble of LO 1/2015 and as stated in part of the doctrine, it is necessary to protect these behaviors criminally or if civil protection suffices to protect the fundamental right to privacy. Likewise, it is advisable to analyze the Circular 3/2017 of the State Prosecution General's Office, inasmuch as it makes a more restrictive interpretation of the person responsible of the crime than what the Courts of Justice are doing.
