Con la llegada de la revolución tecnológica muchos mercados han tenido que adaptarse, otros han prácticamente desaparecido, y otros nuevos han surgido. La Comisión Europea y la CNMC tienen la responsabilidad de ampliar su ámbito de actuación para poder adaptar un análisis adecuado para estos nuevos mercados tecnológicos. Para ello, han de establecer nuevas definiciones y delimitaciones de los mercados en el sector tecnológico.