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Javier Hernández García
Los niños y niñas con discapacidad son más vulnerables a todas las formas de abuso —mental, físico o sexual—, en todos los entornos —familiar, escolar e institucional—, experimentando tasas más altas de violencia que los niños y niñas sin discapacidad. Resulta difícil cuestionar que dicha realidad criminógena y gravemente victimizadora presta suficiente justificación a significativas modulaciones adaptativas del desarrollo del proceso. El objetivo de este trabajo es, precisamente, intentar identificarlas y analizar cómo deben operar de manera compatible con el resto de garantías procesales
