Escribir biografías significa para las mujeres una posibilidad de transformación. En ellas, se piensa el cuerpo como metáfora, no como el lugar homogéneo de la alteridad sino como un espacio histórico determinado y atravesado por una multiplicidad de prácticas discursivas. Las biógrafas recrean esta métafora al develar las vidas de las mujeres que las precedieron en la historia.