A partir de la aparición de la llamada "medicina de patente", a finales del siglo XVII, muchos mitos se han erigido alrededor de la tecnología químico-farmacéutica y su capacidad para resolver los problemas sociales individuales de salud. Si bien por una parte el avance de ciencias y actividades como la química y la bioquímica, la biología, la farmacia. La botánica y la soología, la medicina y la diagnosis, la herbolaria, etc., pemiten a lo largo de más de cien años ganar amplios terrenos en la lucha contra los problemas, endémicos y epidémicos, que diesmaban a la población, por la otra, este desarrollo se vio condicionado por el ritmo y las relaciones de producción de un capitalismo en crecimiento que tiende a imprimir sus características estructurales a todo el mundo.