Cuando Martí se trasladó a México en 1875, recién había concluido toda una era de fuertes convulsiones políticas. La reforma liberal provocó el repliegue de las clases explotadoras más reaccionarias. Grandes esfuerzos y heroísmo se requirieron para limitar el poderío económico de la Iglesia, poseedora de amplias extensiones de tierra. Fue preciso también enfrentar el caudillismo militar reaccionario representado por Santa Anna, quien había reprimido a los liberales en sus intentos por ejecutar transformaciones sociales. La pugna de Santa Anna contra Gómez Farías desde 1833, evidenció el dilema político que tuvo que enfrentar la nación mexicana.