José Carlos Castañeda Reyes
Las trece colonias que se declararon libres de Inglaterra en 1776 vivieron un proceso de desarrollo capitalista acelerado, que en poco tiempo les permitió lanzarse a la conquista de amplias zonas de influencia, mercados y centros de extracción de materias primas. A excepción de la guerra con México este proceso, que se observó con más claridad a fines del siglo XIX cuando se abandonó plenamente la política aislacionista propuesta por George Washington, significó que el imperialismo norteamericano se dirigiera principalmente a ejercer un control indirecto, de tipo financiero o industrial, sobre los territorios bajo su influjo, más que interesarle una ocupación directa sobre aquéllos. La Primera Guerra Mundial y sus consecuencias afirmaron plenamente esta orientación.