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José Antonio Sotelo Navalpotro 
Cuando tratamos del agua en España debemos considerar que tal recurso natural -imprescindible para la vida, el ciudadano y, en general, para el conjunto de la sociedad, sus actividades, crecimiento y desarrollo-, no se encuentra reconocido como un derecho autónomo e independiente en ninguno de los textos legales vigentes en el territorio nacional, ni siguiera en la Constitución de 1978. Sin embargo, tal como se analizará en el siguiente artículo, dentro del marco constitucional español, si se dispone de un derecho ambiental mediante el cual se predicaría el “hipotético derecho al agua” que a todo ciudadano español le debería de corresponder (de la manera que algunos textos internacionales y comunitarios reclaman para el conjunto de la humanidad). De igual modo, en la Carta Magna de 1978, se establece para cada derecho y libertad, un mecanismo encaminado a la protección de los mismos, mediante el cual se entendió como suficiente insertar o incluir al constitucionalmente reconocido derecho ambiental, en la categoría de derechos protegidos con el menor de los rangos constitucionales posibles. La consecuencia de esa circunstancia ha provocado que se yuxtapongan una serie de pretensiones medioambientales basadas en invocaciones de derechos recogidos en la Constitución, que aunque tengan una condición distinta cuentan con un mayor grado de protección dentro del ordenamiento.
When we deal with water in Spain, we must consider that such a natural resource - essential for life, the citizen and, in general, for the whole of society, its activities, growth and development-, it´s not recognized as an autonomous and independent right in any of the legal texts in force in the national territory, not even in the 1978 Constitution. However, as will be discussed in the following article, within the Spanish constitutional framework, if you have an environmental right through which the "hypothetical right to water" would be preached that every Spanish citizen should correspond (in the way that some international and community texts claim for the whole of humanity). In the same way, in the 1978 Constitution, is established for each right and freedom, a mechanism aimed at protecting them, through which it was understood as sufficient to insert or include the constitutionally recognized environmental right, in the category of protected rights with the smallest possible constitutional ranges. The consequence of this circumstance has led to the juxtaposition of a series of environmental claims based on invocations of rights included in the Constitution that, even if they have a different condition, have a greater degree of protection within the ordering.
