Francisco Javier Suso Alea
Se propone una distinción clave en la investigación de la experiencia dolorosa, tan común y tan desagradable para la experiencia humana. Los estudios que afrontan problemas afectados por un componente emocional poderoso nacen con el hándicap de la heterogeneidad de la experiencia emocional y la dificultad para aislar el sentimiento (experiencia subjetiva) de la emoción (respuesta idiosincrásica de origen evolutivo). Dolor físico y sufrimiento moral cumplen este requisito. El artículo valora las ventajas que aportaría al conocimiento del dolor físico, como experiencia humana, una distinción básica entre sufrimiento moral y dolor físico, en el convencimiento de que el concepto de sufrimiento a secas es inválido para una investigación socialmente útil y genera confusión. El asunto parece importante, porque el dolor físico es uno de los procesos neurológicos que más afectan nuestras vidas, por lo que su afrontamiento, previa comprensión, nos incumbe a todos durante toda la vida.