El trabajo trata de explicar que la única fundamentación de la monarquía española es su funcionalidad democrática, de manera que el rey desempeñe su doble labor de integrar el consenso y de mejorar el rendimiento de las instituciones del Estado mejor que un presidente de la República. El rey debe obra con neutralidad asegurando desde su condición neutral el buen funcionamiento de la democracia. Para ello debe ser creíble.