Golpe de Estado, paro patronal, boicot de las elecciones… El ala radical de la oposición venezolana lo ha intentado todo para derrocar al presidente Hugo Chávez y, más tarde, a su sucesor Nicolás Maduro. Mientras el caos económico y social favorecía sus propósitos, saboteó los intentos de diálogo con el poder en 2018 y ahora cuenta con una intervención estadounidense para conseguir sus objetivos.