Lucien Pelletier
En su primera parte, este texto presenta como el joven Ernst Bloch, inspirándose de Nietzsche y también de la mística cristiana, llegó a una filosofía de la historia en donde el ahora puede dar lugar, en ciertas ocasiones, a algo parecido a lo que el Maestro Eckhart llamaba el nacimiento de Dios en el alma. En esta concepción, el ahora es entendido como un origen infinitesimal que constituye el eje de todo el tiempo, tanto del futuro como de lo no cumplido en el pasado. La segunda parte enseña como Walter Benjamin, a partir de un marco diferente que es teológico, se apropió de varios aspectos de la filosofía de Bloch, particularmente el énfasis en el ahora visto como “un torbellino en el río del devenir”, es decir como interrupción del curso del tiempo histórico y momento de una posible salvación del pasado. La tercera parte insiste sobre el carácter propiamente ontológico de la concepción del tiempo de ambos autores, luego señala algunas diferencias teóricas centrales entre los dos, y por fin pone de relieve el motivo que ellos comparten del origen infinitesimal como figura auténtica, pero poco percibida, de lo negativo en la historia.
In the first part, this text shows how the young Ernst Bloch, inspired both by Nietzsche and Christian mysticism, has come to a philosophy of history in which the Now can on certain occasions give rise to something similar to what Meister Eckhart called the birth of God in the soul. In this conception, the present moment is understood as an infinitesimal origin which constitutes the axis of the totality of time, of the future as well as of what was unfulfilled in the past. The second part shows how Walter Benjamin, on the basis of a different, theological framework, has taken up several aspects of Bloch’s philosophy, particularly the emphasis on the Now seen as “a whirlpool in the stream of the becoming”, that is, as an interruption of the course of time and as the moment of a possible salvation of the past. The third part emphasizes the properly ontological character of both authors’ conceptions of time, then it points out some of their key theoretical differences, and finally it highlights their shared motive of the infinitesimal origin, which, although little noticed, is an authentic figure of the negative in history.