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Los gobiernos liderados por partidos progresistas han llevado a cabo estos últimos años algunas medidas de reforma administrativa que fueron parciales y no siempre conectaron bien con sus ideas generales de partida. En ocasiones se pusieron en marcha experimentos de externalización y segmentación organizativa que contradecían los objetivos de conjunto que se decía perseguir. Sin embargo, fue la llegada al Gobierno de Mariano Rajoy a finales de 2011 la que supuso un cambio cualitativo en las políticas con impacto en las Administraciones Públicas. Con el pretexto de abordar la crisis económica se llevaron a cabo reformas de la Administración que tenían como único objetivo la reducción del gasto público y el empequeñecimiento del sector público, en beneficio del privado
