El desarrollo de procesos participativos en el ámbito de las administraciones públicas constituye una realidad que resulta incuestionable. La predicada crisis de las democracias representativas permite vislumbrar instrumentos participativos eficaces como fórmula de reforzamiento del mismo modelo representativo, no como sustitutivo de éste. El Ayuntamiento de Madrid ha implementado propuestas concretas de participación en la última legislatura que arrojan un resultado interesante en algunos ámbitos.