Serge Halimi
Con los “chalecos amarillos”, un poder demasiado seguro de sí mismo y aspirante a servir de modelo para Europa ha tenido que ceder ante la revuelta de grupos sociales hasta ahora poco movilizados colectivamente. En un mes se han puesto en tela de juicio los transportes, la fiscalidad, el medio ambiente, la educación y la democracia representativa.