Tanto en Argelia como en Marruecos o en Túnez, la salud del jefe de Estado es una fuente de preocupación que alimenta rumores y especulaciones con respecto a la identidad real de los poseedores del poder. La edad de Beji Caid Essebsi, las enfermedades de Abdelaziz Bouteflika y del rey Mohamed VI, así como las ausencias de este último, debilitan a unos regímenes que temen su desalojo por la fuerza.