Isaac Tena Piazuelo
Cabría pensar que la sólida tradición histórica en que se asienta el Derecho civil lastra su desarrollo, desacompasándolo de las premuras de un futuro muy tecnificado. Sin embargo, no es así. El Derecho civil es permeable a los cambios, que van siendo absorbidos sin demasiados problemas, aunque sea a costa de algunas concesiones conceptuales. La realidad actual ya anticipa un futuro en que se vislumbran innovaciones en ámbitos muy diversos, como los que se producen por la universal utilización de computadoras. Algunas novedades técnicas van sembrando el lenguaje de neologismos (informática jurídica, jurisprudencia predictiva, smart contracts, blockchain, deep learning, etc.) y reclaman un tratamiento jurídico adecuado.