En las últimas décadas las maneras tradicionales de hacer ciencia han sido objeto de cuestionamiento. Por un lado, la crisis de la modernidad ha puesto en duda el lugar de la razón y por el otro, la globalización ha generado cambios económicos, sociales y culturales en la sociedad actual, que han puesto en duda los paradigmas de las ciencias sociales. Dentro de este marco, la Ciencia Política no ha estado libre de cuestionamiento por la preeminencia del positivismo y su acento empirista, en donde la intervención social ha ocupado un lugar peyorativo. La preocupación de la disciplina por cumplir con los requisitos de cientificidad ha imposibilitado otorgar un papel a la intervención social. Sin embargo, estos obstáculos tienen origen en las dificultades que tiene la disciplina en resolver cuestiones básicas tales como: el para qué del conocimiento que se construye. De esta manera, se puede afirmar que la disciplina no ha querido darle un lugar a la intervención y que esta incapacitada en hacerlo hasta que resuelva las serias dificultades que tiene. Hoy las ciencias sociales se hayan confrontadas por un contexto complejo y diverso que demanda la resolución y transformaciones de las problemáticas sociales. En esta perspectiva, la Ciencia Política tiene y debe repensarse como disciplina y examinar el lugar que puede acoger frente a las demandas y necesidades actuales.
In recent decades, traditional ways of doing science have been questioned. On the one hand, the crisis of modernity has cast doubt over the place of reason and on the other, globalization has generated economic,social and cultural changes in today’s society, which have questioned the paradigms of the social sciences. Within this framework, political science has not evaded such questioning because of the preeminence of positivism and its empiricist accent, where social intervention has occupied a pejorative place. The concern of the discipline to comply with scientific requirements has made it impossible to grant a role to social intervention. However, these obstacles have their origin in the difficulties that the discipline has in solving basic questions such as: what is the purpose of the knowledge that is constructed? Therefore, it can be said that the discipline has not wanted to give a place to the intervention and that it is incapable of doing so until it resolves the serious difficulties it has. Today, the social sciences have been confronted with a complex and diverse context that demands the resolution and transformation of social problems. In this perspective, political science must rethink itself as a discipline and examine its future in the face of current demands and needs.