Las autoridades rusas han decidido atrasar varios años la edad de jubilación. En plena crisis económica, el Gobierno ha optado por no perjudicar a las arcas de las grandes empresas, dejando al descubierto la prioridad que otorga a los intereses de la elite económica. Hasta el punto de que los éxitos internacionales de Moscú ya no bastan para garantizar la popularidad del presidente.