Ana Clara Abrantes Simoes, Victor Bernardes de Castro Rocha
El capitalismo está cambiando constantemente, reaccionando a las insurgencias de los oprimidos y a las demandas de cada contexto de producción. Su expansión acumulativa ha atingido, geográficamente, todo el globo. El capitalismo ha pasado pues a organizarse como una compleja estructura en red, descentralizada e inmensurable, llamada por Michael Hardt y Antonio Negri de Imperio, subcionando por completo la sociedad. Para eso fue preciso una alternativa que reciclase las necesidades de consumo, las cuales se extienden para el ámbito de la subjetividad. Esta alternativa se ha establecido de forma irrefutable, y fue denominada por Guy Debord de espectáculo. La lógica espectacular transforma todo en imagen y, acto seguido, en mercadoría, impregnando así todo el espacio comunicativo. Los deseos y valores de los espectacularizados son, de este modo, manipulados y adaptados para atender el Imperio, conformando subjetividades que se estructuran con base en los parámetros de la economía capitalista.
En Brasil, vivimos un debate sobre el control de los espacios comunes por entidades estatales, habiendo como ejemplo la restricción de acceso y de manifestaciones en el ámbito de las universidades públicas. En la Facultad de Derecho y Ciencias del Estado de a Universidad Federal de Minas Gerais, se discute en este momento la adopción de medidas de seguridad a raíz de la espetacularización de una situación pré-existente hace años – el uso y venda de drogas ilícitas. Tales medidas supuestamente suministraría una falla funcional de la Facultad y vedarían una herida que perturba la sociedad (el sentimiento de inseguridad).
Pretendemos así analizar y pensar en soluciones para la gestión de espacios comunes en las universidades públicas brasileiras, partiendo de un breve panorama de desenvolvimiento de las nociones inseparables del Imperio e espectáculo y de la inserción de la lógica de lo económico en el espacio de lo político. Al final, lo que da garantía a la permanencia cohesa del Imperio –una vez que este solo puede crecer dentro de sí mismo, espacio que equivale, paradoxal y potencialmente, a todo el mundo – y evita la emancipación de los que son explorados por el, es el espectáculo de la economía capitalista.
Capitalism is in constant change, reacting to the insurgences of the oppressed and to the demands of each production context. Its accumulative expansion reached, geographically, the entire globe. Capitalism, then, started organizing itself as a complex network structure, decentralized and beyond measure – called Empire, by Michael Hardt and Antonio Negri –, which completely subsumed society. For that, an alternative that recycled the consumption’s necessities – which extended to the subjectivity’s domain – was needed.
This alternative has been irrefutably established and Guy Debord named it the spectacle.
The spectacular logic turns everything into images and, right after, into commodities, filling the entire network of communication. The spectacularizeds’ desires and values are, therefore, manipulated and adapted to meet the Empire’s interests, conforming subjectivities that are structured according to the parameters of capitalist economy.
In Brazil, there have been many debates regarding the control of common spaces by government entities, for example, the restriction of access and manifestation rights inside public universities. In the Law and State Sciences Faculty of the Federal University of Minas Gerais (FDCE-UFMG), the adoption of safety measures are being discussed at this moment, after the spectacularization of a pre-existing situation – illegal drugs use and sale. Such measures would supposedly supress a functional flaw in the Faculty and stanch a wound that troubles society: the feeling of insecurity.
Therefore, we intend to analyze and consider solutions for the management of common spaces in the Brazilian public universities, setting a brief overview of the improvement of the inseparable notions of Empire and spectacle and also of the improvement of the insertion of the economic logical within the political. After all, it is the spectacle of the capitalist economy which guarantees the cohesive permanence of the Empire – as the Empire can only grow within itself, space that is equivalent, paradoxically and potentially, to the entire world – and prevents the emancipation of those who are explored by it.