La Knéset, el Parlamento israelí, adoptó el pasado 19 de julio una ley con valor constitucional que define a Israel como “el Estado nación del pueblo judío”, suscitando intensas polémicas. Para el primer ministro Benjamín Netanyahu, este texto, que establece los derechos de los ciudadanos israelíes en función de su origen y de sus creencias, es una culminación ideológica.