El encuentro del 16 de julio entre Donald Trump y Vladímir Putin, destinado a normalizar las relaciones ruso-estadounidenses, se ha vuelto confuso: una razón para llevar un poco más a Rusia a los brazos de China, a pesar del desequilibrio de poder entre ambos países. Moscú y Pekín han reforzado sus vínculos; sin embargo, ambos defienden sus intereses… que no siempre coinciden.