Xavier Calsamiglia
En este trabajo tratamos de combatir el punto de vista según el cual el valor social de la vida humana es demasiado elevado como para poder ser objeto de comercio, intercambio y cálculo. Contrariamente a lo que ocurre con los derechos individuales, los derechos sociales -y muy en particular la salud- absorben recursos escasos y generan demandas ilimitadas, lo cual conduce inevitablemente a la necesidad de racionar. Y racionar, en este contexto, significa dar prioridad a la salud de unos por encima de la de otros. Muchos consideran inaceptable delimitar prestaciones, excluir a ciertos grupos o cuestionar el principio de gratuidad. Pero en la práctica se está racionando a través de mecanismos indirectos como las colas o la desinformación. El oscurantismo hoy vigente no tiene fundamento ético alguno. Por consiguiente, contar es el primer imperativo éticode la gestión pública en sanidad. La tarea de construir una medida razonable para poder contar constituye la única forma razonable de justificar las comparaciones interpersonales preñadas de juicios de valor que implica toda prioridad. La tarea es imposible si se imponen demasiadas exigencias. Por ello, abogamos por métodos simples que -como el impuesto sobre la renta de laspersonas físicas y la progresividad- permitan poner en práctica un mecanismo redistributivo de años de vida(ajustados por calidad) que -aunque imperfecto- efectúe la redistribución de un modo imparcial y eficiente y cuya transparencia y claridad le permita ser sometido a debate. Sólo entonces el ciudadano responsable, bien informado y consciente de los costes de oportunidadpodrá colaborar eficazmente a mejorar las sucesivas versiones de los criterios de decisión.
In this study wetry to combat the point of view which contends that the social value of human life is too high to be the subject of trade, exchange calculation. Unilike what happens with individual rights, social rights -and very especially health- absorb scarce resources and generateunlimited demands, which inevitably leads to the needfor rationing. And rationing, in this context, means establishing the health priority of some over others. Many people consider it unacceptable to limit benefits, exclude certain groups or question the principle of gratuity, but in practice rationing is taking place byway of indirect mechanisms, such as queues or disinformation. The obscurantism in force today has on ethical basis whatsoever. Counting, therefore, is the prime ethical imperative in public health management. The task of constructing a reasonable measure to be able to count is the only acceptable way of justifying interpersonal comparisons beset with the value judgments involved in every priority-based system. The task is impossible if too many requirements are imposed. We therefore advocate simple methods that -like personal income tax and progressiveness- make it possible to put into practice a re-distributive mechanism of years of life (adjusted for quality), -though